Mucho me temo que las cosas no son como las pintan. Se me viene a la memoria aquella película tan cafre de Michael Douglas, en la que andaba todo el día mosqueado de un lado para otro. Me acuerdo de la famosa escena de la hamburguesería en la que, después de conseguir que le sirvieran el desayuno a deshora (logro alcanzado a punta de pistola), Douglas compara la hamburquesa que le han servido con la maravillosa foto que cuelga de los carteles del muestrario. Y es que la publicidad suele ser a veces muy engañosa, enseñándonos un producto muy diferente al que realmente nos encontraremos si lo compramos.
Existe una página de unos alemanes con bastante tiempo libre que se han dedicado a fotografiar y comparar 100 productos, poniendo al lado la foto del envase y la foto real del producto. Las conclusiones con claras: nos engañan como a chinos. Vale que se pinten bonitas para que la cosa sea más apetecible, pero hay niveles que rozan el insulto a la inteligencia. Ojo al Doowap.
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