"La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las ordenes"

Jornada de reflexión. Las elecciones son mañana y muchas cosas están por decidirse. Yo creo que hay que ir a votar.
La democracia española en general y la campaña electoral en concreto están marcadas, en mi opinión, por un bipartidismo velado. Es innegable que la cosa va a estar entre dos, de eso no cabe duda, pero si será así es entre otras cosas porque los medios se encargan de retroalimentar este bipartidismo. Así es mucho más sencillo para ellos. En primer lugar porque sus intereses empresariales caminan con estos partidos. En segundo lugar porque hay que vender periódicos y la gente se identifica históricamente con estos partidos. Y por último, por ofrecer una perspectiva simplista y sesgada, una visión maniquea de buenos contra malos, de moros contra cristianos, que resulta mucho más digestiva y asimilable para el público. Es decir, o eres del PSOE, o eres del PP. Y no hay más. Los debates, los archiconocidos debates, han sido celebrados sólo entre estos dos partidos, en teoría por ser los de "mayor representación parlamentaria". Se margina así al resto de partidos, negándoles la voz y el protagonismo. Y siguiendo con el debate: ¿no se supone que es un debate, un diálogo, una conversación de opiniones contrarias? Si es así, ¿por qué se habla tanto de un ganador y un perdedor? ¿Acaso hay ganadores y perdedores en un diálogo, no se supone que solamente se está debatiendo? ¿Que es, un partido de fútbol? Las mentes simples funcionan así: a mí dime quién le ha ganado a quién y óbviame los detalles. Resultadismo.

Para mí Mariano Rajoy es un lobo con piel de cordero. Su discurso rebosa demagogia, siendo el claro ejemplo de cómo modular el mensaje al momento presente y a los oídos de los votantes. Es curiosísmo: se ha bajado tanto los pantalones que por momentos él parece el socialista. Que nadie se deje engañar, pues esto no es sino un signo más de la falta de principios y escrúpulos del Partido Popular. El PP es como Mortadelo: con tal de gobernar, se disfraza de lo que haga falta. Después de los cuatro años de oposición más bochornosos e irresponsables de toda la democracia, sería bueno que un mal resultado electoral acelerase un proceso de limpia en el seno del partido más que necesario. Aunque da bastante miedo pensar en Esperanza Aguirre al mando del PP. Por su parte, Zapatero es el niño ingenuo de las buenas intenciones. Demuestra muy poca valentía o un estúpido optimismo al hacer oídos sordos de la adversa situación económica actual. Que sí, que la macroeconomía va viento en popa, pero en la calle se ven a muchas personas microeconómicamente puteadas. No hay peor ciego que el que no quiere ver. En general, a Zapatero le veo imbuido en valores y principios magníficos pero carente de la firmeza y la experiencia, de una visión sabia y anticipativa que le permita ser el jefe de gobierno inteligente y eficaz con los problemas. Le veo patológicamente optimista, partícipe de una realidad que en realidad no es tan rosa. En general, el Gobierno de ZP ha sido en muchas ocasiones un gobierno dubitativo y dúctil, que ha practicado la izquierda con acusada timidez. Y un último recado, por la parte que me toca: Zapatero prometió en 2004 tumbar el Proceso de Bolonia y no ha hecho absolutamente nada para pararlo. No sólo eso: seguimos en la cola con la calidad de nuestra educación. No me cansaré de decirlo: la Educación es fundamental en cualquier sociedad.

La gente se mira sorprendida: ¿existen alternativas que no sean PP o PSOE? Pues sí. Entre otras, dos: UPD y IU. UPD son las siglas de Unión Progreso y Democracia. Es un partido formado por Rosa Díez, antigua militante del PSOE contrariada por la gestión del Gobierno de Zapatero. UPD propone, entre otras cosas, devolver competencias al gobierno central (en educación y sanidad, por ejemplo) o reformar la Ley Electoral. Por su parte, la Izquierda Unida de Llamazares preconiza las políticas verdes y sociales y el laicismo y republicanismo del Estado.

Todas las encuestas dicen que volverá a ganar el PSOE, aunque ya se sabe que no conviene fiarse mucho de ellas. El Partido Popular no parece haber logrado el impacto suficiente en la opinión pública para hacerse con la victoria, victoria que consistiría en paralizar al electorado centrista o de centro izquierda y al votante indeciso en general. La derecha es inmovilista y siempre vota pero la izquierda es más volátil, más cambiante. Yo creo que eso es símbolo de inteligencia, porque en un panorama político tan cambiante y convulso creo que dudar indica que reflexionas y te cuestiones cosas. Que no te casas con nadie. El atentado de ayer de ETA puede provocar dos posibles efectos: o que espolee a la izquierda y acuda masivamente a las urnas, más masivamente de lo que pensaba hacerlo; o que la opinión pública se eche encima del Gobierno, tal y como quiso provocar ayer el Partido Popular con las declaraciones de Ignacio Astarloa. Lo han hecho con la boca pequeña, porque saben que si lo hacen a viva voz la gente se los come. Han utilizando el terrorismo hasta el último día de la legislatura.

Nada más que decir, lectores. Yo os animo que os penséis detenidamente vuestro voto, que leais los programas y que elijáis con plena libertad. He dejado aquí mis opiniones, podéis dejar ahora las vuestras. Y sobre todo, que aunque yo tampoco tenga demasiada fe en nuestra sistema electoral y en la democracia en general vayáis a votar, porque al menos es el único momento en el que podemos dejar oír nuestra voz. Que menos que decir algo para una vez que nos preguntan.