Esta historia salió en los periódicos durante la primera guerra mundial y más tarde la rescató del olvido el escritor ruso Yakov Perelman, que la recoge en su libro "Física Recreativa".
Al parecer el piloto les contó a unos periodistas que, mientras volaba a varios kilómetros de altitud, vió algo oscuro a su lado (tened en cuenta que el avión no tenía cabina) y creyendo que era un insecto lo atrapó rápidamente. Cual fue su sorpresa cuando vió que lo que tenía en su guante era una bala de un rifle alemán.
Sea la historia cierta o no parece que desde el punto de vista de la física esto es al menos posible, si bien muy improbable. Una bala como aquella alcanza una velocidad punta de 3.200 km/h en el mejor de los casos. Teniendo en cuenta que fuera lanzada en parábola hacia arriba y que no se encuentre con nada en su camino llegaría un momento en el que, por la resistencia del aire, frenara bastante y empezara a caer.
Antes de ese momento la bala viaja a unos 140 km/h y va casi en linea recta, puesto que está a punto de alcanzar su punto de altura máxima. Aquel avión volaba aproximadamente a esa misma velocidad, por lo que para el piloto la bala flotaba casi inmovil a su lado. Increíble, improbable pero posible.
Vía: Fogonazos.
La curiosa leyenda del aviador francés
martes, abril 22, 2008
Publicado por Gareth en 3:56 p. m.
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