"Intento comprender la verdad, aunque esto comprometa mi ideología" Graham Green (1904-1991) Novelista británico

miércoles, febrero 20, 2008

¿Qué credibilidad merece lo que dice la prensa?Los medios juegan un papel muy importante en nuestra vida diaria pero no solemos preguntarnos mucho más allá de si este es del PP o del PSOE, o si aquel es facha y el otro progre. ¿Qué mas entresijos son dignos de análisis?


Los orígenes de la prensa escrita los encontramos en el siglo XVII, con la publicación en Inglaterra y Holanda de las primeras gacetas y mercurios. Por entonces la prensa funcionaba en régimen de concesión de monopolio, lo que quiere decir que el Estado amparaba y otorgaba a un pequeñísimo grupo de publicaciones el derecho de imprimir y prohibía hacerlo a las demás imprentas. Para cuando comenzara a brotar prensa co-oficial o non grata los estados europeos impondrían un sistema fiscal asfixiante para estas publicaciones, lo que les dificultaba (o más bien imposibilitaba) su crecimiento y competencia con los periódicos 'protegidos'. Una vez en el siglo XVIII la prensa pasaría a ser semanal, configurándose como instrumento de culturización y alfabetización en el contexto de la Ilustración dieciochesca. Asimismo, jugaría un papel fundamental en las revoluciones norteamericana y francesa. En el diecinueve las publicaciones tendrían ya periocidad diaria y se escindirían en dos grupos fundamentales: la prensa política o de partido y la prensa de negocio. Ésta última sería el germen de la prensa sensacionalista y amarillista, publicaciones populistas y morbosas por antonomasia, que tomarían la vanguardia en el siglo XX. Con la llegada del siglo XXI la prensa traspasaría el papel y empezará a funcionar también en Internet, con los denominados diarios digitales, ampliando su difusión, accesibilidad y área de influencia a casi todo el planeta.


La prensa nace con vocación de rebeldía. No hay que olvidar que el invento de la imprenta fue el altavoz y el canal de difusión por el cual se impregnaría Europa de las ideas protestantes de Lutero. Así pues, la palabra escrita y la prensa se desarrollaría con la aureola de transgresora e insurrecta, de arma arrojadiza contra los poderes establecidos. La doctrina al respecto no tardaría en denominarla como Cuarto Poder, asignándole la función de actuar como contrapeso de los otros tres poderes; el cancerbero que salvaguardara los derechos del pueblo y el cumplimiento de la legalidad pública. Desafortunadamente, la clase dirigente no tardaría en advertir el enorme potencial de la prensa escrita. Pronto pondrá en marcha todo tipo de mecanismos para instrumentalizar la influencia de las principales publicaciones, aplicando métodos de control implícitos o explícitos según la coyuntura política permitiera, y en suma, agregando un nuevo y poderoso aliado a su causa, que no es otra que perpetuar su estancia en el poder. El perro guardián fue amaestrado pronto, sin darle tiempo a dar casi ni un sólo mordisco, casi ni un solo ladrido. Y escasas son las veces que ha podido zafarse de la cadena del tirano. Normal que no quiera saber nada del mundo, con la de huesos que le compran. Ahora sólo sabe olisquear dinero.

Actualmente, pudiera parecer que los periódicos se posicionan en función de ideologías políticas: unos con la monarquía, otros más nacionalistas, conservadores o progresistas, etc. No obstante, no es exagerado afirmar que los diarios no tienen ideología, sino que se mueven simplemente en función de 2 variables: el interés empresarial de la corporación a la que pertenecen y el marco social donde actúan. Respecto a lo primero, muchos ejemplos pueden demostrar que vale más defender la posición en el mercado que tenga la empresa que ser fiel a unos ideales determinados. Como ejemplo valga el del grupo PRISA con la guerra del fútbol, que desde el diario El Pais ha atizado al Gobierno injustificadamente pese a casar en casi todo con su ideario político. Respecto a lo segundo, con marco social queremos decir la época y el contexto, la tipología del público al que se dirigen. Los periódicos adaptan el mensaje y lo modulan según lo que pueden o no decir, lo políticamente correcto del momento. Estoy seguro que al diario El Mundo no le importaría en absoluto vender su periódico en un país de derechas marcadas donde pudiera decir cómodamente que les importa un pimiento morrón la pluralidad cultural de España, Cataluña, el País Vasco o la madre que los parió. Los periódicos se adaptan, se renuevan y hacen su agosto. Punto.

PD: No quisiera parecer apocalíptico en exceso. Pese a que creo que el periodismo es una ratonera sin demasiada salida, existe gente que realmente dignifica la labor de los medios. Mencionaré a Jon Sistiaga, corresposal en muchísimas guerras como la de Irak y autor de grandes documentales como Papá, cómprame un Kalashnikov; o Antonio Salas, capaz de infiltrarse en mafias internacionales de prostitución (El año que trafiqué con mujeres) o en grupos de skin heads (Diario de un skin). Valentía, compromiso, honestidad. Estos dos periodistas merecen la admiración de todos nosotros.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿todos estos últimos documentales no se han hecho gracias en gran parte a la labor de investigadores sociales?
lo digo porque luego los criticas... (bueno al menos a mi que elegí esa asignatura)y yo creo que es algo tan importante como la fotografía...