Columna de Consigliere III: Sus y a ellos

domingo, junio 03, 2007

¿Que por qué me aburre la verdad?
Porque la mentira requiere ingenio.

Andy Warhol dijo una vez: "En el futuro todo el mundo será famoso durante quince minutos". Además de por magistralmente certera, me llama poderosamente la atención la frase por la capacidad de anticipación de quien la enunció, un hombre que habitó una época en la que el mercantilismo de los medios aún no había alcanzado su máxima eclosión. Es realmente meritorio, casi un arte reservado a un puñado de visionarios, saber interpretar los signos que se adhieren sutilmente al entramado simbólico y cultural que definen la sociedad, que en último término auguran la dirección hacia la que viran las cosas y su devenir. Porque todo está cambiando continuamente.

Hoy la frase no pasaría de ingeniosa. La sociedad de la información y el sistema de legitimación del arte y la cultura basado en la relación producto-consumo hacen de la fama algo perecedero y fugaz. El status social se torna en una frágil indumentaria con fecha de caducidad, casi un estado de ánimo. Las líneas editoriales, extrapolando el término a cualquier tipo de dirección y tendecencia de la producción cultural, se perfilan bastantes claras y sólo cambiantes a largo plazo, por lo que la cuestión reside en alternar la cabeza visible del producto para inocular la sensación de oferta no lineal. La fórmula se basa en ir cambiando la carnaza cuando ésta ya ha sido devorada por completo; el producto es perfectamente su
stituible. Y a hacer caja. Clang, clang. Así pues, la fama se transforma en poco más que un falso título que pasa de mano en mano, unas manos que, por cierto, no son las que deciden, ni mucho menos, cuando se les entrega y arranca esos dorados momentos en la farándula. Aun más falso que un billete de quince euros es un estatus que otorga, mientras dura, gran reconcimiento social y que es capaz de mutar a cualquier villano en héroe, o héroe en villano, o al menos le abre las puertas para exprimir su posición de privilegio.

Por eso es importante que vayamos contra ellos
. Porque el arte no es ninguna industria, pardiez, porque el arte es algo más que buitres de chaqueta y corbata, insípidas cifras de venta y patéticos posters de Super Pop. Porque el cine es algo más que una sucesión interminable de conversiones de Marvel, porque la música es mucho más que un puñado de efectos de voz que apestan a panchanga berbenera, porque los videojuegos son algo más que el Fifa 2009.


Está claro que la creatividad ya no importa una mierda, hace tiempo que la creación artesanal de arte se fue a pique. Por eso es importante que vayamos contra ellos. Primero contra los artistas de esta guisa, las putas de la industria, punta de lanza y carne de cañón de una mecanismo muchísimo más complejo y sórdido de lo que nunca imaginarán. No os bajéis los pantalones por un par de discos de los que no habéis escrito ni un puñetero verso. Pero sobre todo contra los de arriba, los que mueven los hilos, los que ponen, quitan, hacen y deshacen. Los que explotan y engañan, los animales de maletín, sonrisa y palmaditas en el hombro, los del talonario rápido, a los que encima ni se les ve ni se les conoce. En la sombra, que ya se mancharán las manos otros.

A los primeros les digo que si realmente creen que tienen talento no lo pongan al servicio de quienes lo adulteran. Que luchen y sepan decir no. Y a los segundos, que el narcótico del conformismo y la visión acrítica es un veneno no infalible, que los despiertos agitaremos a los dormidos hasta que abran los ojos. Y entonces sí que seremos fuertes.

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