Tocar el violín, comprar lotería y la vida eterna

martes, diciembre 04, 2007

Ya puestos a creer, por lo menos que te descojones...

Esta tarde al acabar una dura jornada de estudio bibliotequil, que no bibliotecario y sin dejar un respiro a mi cerebro me he puesto a filosofar. Y aunque va a ser un tochaco me temo que os lo voy a dejar aqui inmortalizado para que lo leais si os interesa el tema.

Durante mi infancia a mi (como a todos) me han enseñado en qué debo creer. Es un proceso lento, gradual e innegablemente poderoso que moldea nuestras mentes infantiles. Estamos inmersos en un sistem jerárquico al que le interesa (y mucho) que creamos ciegamente en cosas (y realmente no importa en qué) para que ya no tengamos por que pensar ni por que quejarnos.
Pero gracias a que nuestra sociedad es también abierta (no tanto como desearía en España, pero vamos poquito a poco) y medianamente libre es posible tener acceso a las herramientas (cultura) que nos permiten librarnos de estas creencias impuestas.

En los últimos 3 años me he dedicado (entre otras cosas) a tirar por tierra todos estos pilares de fé con dedicado esfuerzo intelectual. Y de repente me encuentro con que no creo en nada: no creo en dios, no creo en el tarot, no creo en las organizaciones religiosas, no creo en los horóscopos, no creo en el creacionismo, no creo en la loteria, no creo en el gradualismo (ni geologico ni evolutivo), no creo en la magia, no creo en cuarto milenio (aunque a veces me acojona, que soy humano), no creo en los extraterrestres (no en los hombrecillos verdes, quizás si en bacterias), no creo en el destino... Vamos como John Lennon en "God", solo que yo si creo en los Beatles.
Y a ahora llega lo inevitable, entonces ¿en qué creo? La respuesta no tardó en llegar diligentemente de la mano de Friedrich Nietzsche a través de su célebre frase que más o menos dice: "Dios ha muerto, viva el hombre"

Friedrich Wilhelm Nietzsche, si bien sus ideas eran algo extremas tenía puntos de vista muy interesantes.

Joder, sí. Creo en el hombre. El hombre me pone. Y la mujer un poco más aún. Creo en nuestro poder de pensar, de hacer arte, de amar, de crear... Los que se matan por la tele son cuatro fanáticos que se pelean por culpa de los 3 grandes males de la humanidad: El patriotismo, la religión y el dinero.
Aunque en honor a la verdad otros luchan por el legítimo derecho de defender su hogar, algo en gran medida justificable. Pero en cuanto lo pienso un poco me doy cuenta de que los que han invadido, los que han empezado seguro lo han hecho por algunos de los tres argumentos arriba citados.
He desterrado (o he intento hacerlo) esas tres cosas de mi mente. Acerca del dinero no digo que defienda el comunismo o el trueque, si no que lucho en contra de que este se sobrevalore. Creo que es algo importante (imprescindible hoy en día), pero la satisfacción que te da NO siempre aumenta con su cantidad. Creo que cuando nadas en la abundancia no valoras las pequeñas cosas que personas más humildes aprecian mucho. Y es algo que está en nuestra conciencia colectiva, aunque sea un ejemplo extremo quien no ha visto la imagen del millonario con su cognac solo y triste delante de la chimenea. Asi que añado otra cosa a mi peculiar lista: no creo en ser millonario.
Bueno quizás todo esto puede ser aceptable o coherente hasta cierto punto. Pero es teoría.
Se ha demostrado científicamente que los que creen en dios son más felices. Es lógico, tienen SIEMPRE donde apoyarse y encima puedes volver a ver a tu abuela, joder es un chollo.
Entonces, al analizar las diferentes creencias e ilusiones que la gente tiene, he llegado a la conclusión de que se pueden englobar en tres tipos:
Tipo 1: Ilusiones comprobables y controlables.
Son las que podemos, a lo largo de nuestra vida, ver hechas realidad y, además, podemos hacer que se hagan más posibles con nuestro esfuerzo. Pero claro estas dan felicidad a medio y largo plazo y encima hay que esforzarse. Para ilustrarlo pongo como ejemplo creer que vas a ser violinista solista de la sinfónica de Londres, requiere toda una vida de esfuerzos para llegar a lo más alto.

Tipo 2: Ilusiones comprobables y no controlables.
Son esas que podemos ver realizadas, pero que no podemos propiciar de ninguna forma, asi que llegan o no. Es obvio que requieren menos esfuerzo que las anteriores, te sientas a esperarlas. Como ejmplo adecuado de estas fechas pondré creer que tienes el décimo ganador del gordo de navidad. Tú vas a saber en un futuro si te ha tocado o no, pero no puedes hacer mucho por aumentar tus posibilidades.

Tipo 3: Ilusiones no comprobables y no controlables.
En este caso nunca sabrás a ciencia cierta si podrás conseguirla y encima no puedes favorecerla de ninguna forma. Son cómodas en el sentido de que no hay que hacer nada. Te dan esperanza sin tener siquiera que comprobar si realmente son posibles. Pongo como ejemplo creer en la vida eterna. Te da felicidad y bienestar toda tu vida y no es algo que puedas comprobar que durante tu vida efectivamente pase.

Ahora bien si habeis meditado en los tres tipos os habreis dado cuenta de varias cosas. Primero el nivel de felicidad profunda e intelectual desciende desde el tipo 1 hasta el 3. Por que tocar como solista es una aspiración intelectual que requiere entrenar cuerpo y mente, mientras que creer en la vida después de la muerte es una forma de cubrir un miedo ancestral en el mundo animal, el miedo a la muerte.
La ventaja del punto 1 es el control. Tú decides si lo haces o no. Y tu decides si pones toda carne en el asador. Si lo haces además de una barbacoa te espera un camino duro, pero a la vez con sus cosas buenas. En unos de los últimos libros de Eduard Punset que leí este verano, "El viaje a la felicidad", el autor hace un análisis profundo y científico de este codiciado sentimiento. Asegura que normalmente lo bueno está en el camino no en la meta en sí.
Además nos cuenta un genial (no desde el punto de vista roedor) experimento que demuestra que tener el control da la felicidad. Pusieron a tres ratones en una jaula electrificada. Cada ratón tenía un cubículo donde dormía y le daban la comida. El suelo de la jaula soltaba enormes y dolorosas descargas en un momento puramente al azar y cada vez que esto ocurría los ratones se quedaban echos polvo, llenos de estrés y conductas extrañas, como miedo exagerado. Pusieron una palanca que detenía las descargas solo en un cubículo, por lo que solo un ratón podía pararlas, claro que mientras llega o no sus buenos voltios se llevaba el pobre. Resultó que los otros dos ratones murieron a los pocos días de colapso de sus sistema nervioso. Murieron por estrés puro. El ratón con la palanca al tener un "cierto control" de los acontecimientos controló mejor su estrés y vivió seis meses más.

Mickey Mouse parece feliz, pero su tuviera el control creativo de sus películas lo sería aún más.

Luego tener el control da cierta satisfacción si bien en nuestra experiencia sabemos que esta no es inmediata, como ocurre en el tipo 3, donde no hay nada que decidir; una vez creas, todo es de color de rosa.
Además a medida que vamos del tipo 1 al 3 desciende el esfuerzo, todo se hace más llevadero, y ¿no es verdad que tendemos a elegir siempre el camino más fácil?

Entonces ¿cual es el tipo por el que deberiamos inclinarnos en busca de la felicidad? Después de mucho meditar creo que realmente no se puede responder a esa pregunta. Depende enormemente de cada uno.
Puede que un grupo de personas de cierta cultura e ideología encuentren en las aspiraciones artísticas y de éxito laboral el verdadero motor de su vida, y todo lo de Dios se le quede un poco pequeño, como algo demasiado intangible.
Pero otro grupo más cateto humilde podría encontrar estas aspiraciones demasiados ajenas a ellos y sencillamente ser felices creyendo en su religión, sea la que sea.

Entonces he zanjado el asunto pensando que cada persona, aunque para mi sea algo primitivo y cavernícola, puede creer en lo que quiera si es que eso le da la felicidad al margen de que sea comprobablemente cierto. Si quieres comprar ilusión pillando el décimo con la fecha de nacimiento de tu Yessica, hazlo. Si quieres creer que un hombre con barba te vigila mientras te amas a ti mismo en el baño, adelante.
Pero acaso ¿no sería el mundo un lugar mucho más agradable si todo el esfuerzo, dinero y amor de las personas en vez de ir hacia esas mentiras que dice un libro viejo y que creemos para rellenar miedos surgidos en los primeros homínidos se pusieran en querernos, crear y descubrir para simplemente mejorar el mundo en el que vivimos?

Yo creo que si.
Paz

5 comentarios:

Poliándrico dijo...

TE AMOOOOOOO!!!!!! xDDD

Me he enamorao con el post.

La vida eterna... creo que la relación que le das con la felicidad está algo desfasada. Es cierto que los países pobres son caldo de cultivo para los fanatismos religiosos, ante la imposibilidad de prosperar. Pero creo que esa idea era más imperante en el medievo europeo.

Hoy en día la gente cree en Dios porque necesitan darle trascendencia a su vida. ¿Toda mi vida malgastada? ¿Para qué tanto esfuerzo si ahora voy a morir? Respuesta: Dios te recompensará con la vida eterna.

Una de las (pocas) cosas que podemos aprender del Comunismo es que la vida es aquí y ahora, y nada más. Que debemos luchar por ser felices en la Tierra. Luchar por la igualdad social, el progreso, el desarrollo.

Luchar por un ideal que te haga llorar de emoción.Filantropía.

Einstein, un filántropo. Amaba a la Humanidad, aunque despreciase a todos y cada uno de los seres que la componen, dado el abismo intelectual que suponemos existía. Pero bueno, era un pacifista que escribió grandes obras contra el uso destructivo de su mayor descubrimiento, la relatividad.

Y volviendo a los fanáticos religiosos, yo me pregunto: si pudiesen salir de su pobreza y prosperar, cambiarían su forma de ver el mundo? O seguirían luchando por sus ideales?

Quiero decir con esto que la educación que uno recive, sus valores... ¿pueden hacernos eludir los vicios y excesos de una sociedad individualista, egoísta y consumista?

El Ser Humano es así por naturaleza. Sí, pero, ya está? Podemos cambiarlo. Hacemos mil cosas contranatura. Nuestra sociedad hace mucho que rompió con la naturaleza. Nuestros instintos y sentimientos naturales están enterrados en una capa de neocortex que nos permite ser educados de forma contraria a nuestra naturaleza.

Podemos ser lo que queramos, con educación. La educación es la base de la riqueza.

El capitalismo tiene un gran defecto que no es intrínseco a él, sino más bien consecuencia de él: el consumismo. Nos medimos por nuestro nivel adquisitivo. La publicidad nos crea necesidades nuevas. Nos hace creer que la felicidad está en cosas que antes ni se nos habían ocurrido.

La verdadera revolución que puede sufrir a día de hoy el Hombre es eliminar los anuncios. Algo impensable e insostenible hoy en día, cierto. Pero cada día surgen más productoras independientes que se valen de donaciones voluntarias para continuar con su arte. Pagamos directamente lo que verdaderamente queremos. Como un violinista tocando en el centro, al que la gente paga no por pena, sino por talento, incluso billetes! Esa es la verdadera Libertad.

Y así, fomentando la Libertad, eliminando necesidades innecesarias, con ideales verdaderos por los que luchar, buen rollito con la gente, así se es verdaderamente feliz, no con cosas concretas. Porque la Felicidad es un subproducto. El serrín que cae al transformar los troncos en tablas de madera, que se recoge y se vende para los vómitos de los párvulos.

Gareth dijo...

John Lennon dijo en "Imagine": "You may say I'm a dreamer, but I'm not the only one"
Pues ya se me ha unido Jasavi, ya somos dos filántropos. ¿Alguno más en la sala?

Raven dijo...

Durante mucho tiempo me he estado preguntando algo:¿Nuestra fora de pensar tan parecida ha sido culpa de nuestra infancia juntos o es que de tantas personas en el mundo soy vecino de la que mejor encanja conmigo?

De verdad, no se puede tener una mente tan parecida a otra así por que sí. A la vez somos muy distintos, pero eso hace que seamos inseparables. Bravo por este post tio. Ya se lo que soy, soy filántropo.[Raven]

Poliándrico dijo...

Como Bill Gates !!!

Anónimo dijo...

yo creo en Dios y soy super feliz jajajajaj. ahora en serio la fe es algo que se escapa de la razón, no tiene lógica por lo que en ese aspecto nadie puede decir ni que Dios existe ni que no existe. Tampoco creo que por creer en Dios sea una amargada que no encuentra sentido a su existencia y que necesite refugiarme en algo, solo creo porque si, y además la religion puede ser impuesta pero no la fe, te pueden obligar a ir a misa pero no te pueden obligar a que creas, asi que quien cree es xk le da la gana. conclusión: la fe es como las lentejas si quieres las comes y si no las dejas. fin del discurso ^^

Goretti