¿Qué hay, Europa?

lunes, julio 07, 2008


No me gusta la Unión Europea. Me cuesta un soberano esfuerzo dar con mi españolía como para ahora encima sentir simpatía por la bandera azul de la estrellas. Y eso de los gobiernos supranacionales.....Cuidadín.

En primer lugar, la pasta. Desde que está el euro estamos sin un duro. Si echamos la vista atrás vemos que de un tiempo a estar parte tenemos 2 televisiones más, Internet a llegado a los hogares, el ordenador es algo más que cotidiano y el móvil es el 5º mandamiento. O sea: más tecnología. Pero pensemos si realmente tenemos más calidad de vida. Mucho cuidado con la pleitesía que le rendimos a la máquina como eje de progreso. Nuestro poder adquisitivo es parecido si no el mismo y el nivel de endeudamiento es más elevado, crisis aparte. En la práctica la fortaleza del euro y la depresión del dólar no está trayendo nada demasiado bueno. Y no me digan que es para comerciar mejor. Se puede hacer como se ha hecho toda la vida, estimulándolo y aparcando el proteccioniso. Pienso y pienso y sólo hallo la ventaja del tema de aquellos fondos para el desarrollo, con los que países como Portugal o Irlanda, al igual que nosotros, han repuntado su industrialización. Pero me parece que esto es algo altamente conveniente para ellos, en la medida en que no conviene una Unión Europea con unos socios feudalizados. Pues eso: altruismo el justo.

En lo informacional, me da la risa. Nadie sabe qué es la UE -yo no lo sé-, nadie se siente identificada con ella -yo no me siento- y nadie sabe un pimiento sobre lo que se cuece o deja de cocerse. Es un símbolo de despotismo: esto se supone que es para vosotros pero nosotros lo vamos manejando y vosotros mejor no os enteráis de nada. No hay sentimiento europeísta, eso es algo pasable; no hay conocimiento europeísta, eso es muy grave. Porque nos afecta. La Constitución Europea -AKA Tratado de Lisboa- van a aprobarla por lo civil o por lo criminal y eso es altamente peligroso, máxime si finalmente la Unión irá pertrechándose de más y más competencias jurídicas. Últimamenete se están luciendo: directiva de inmigración, 65 horas de trabajo semanales (!¡), Lisboa, etc. Disparate absoluto. Atención: cada vez querrán hacer más cosas. Cuidadín.

Paren esto por favor. Es una broma de malísimo gusto. No construyan cosas sin contarnos la película.

2 comentarios:

Poliándrico dijo...

El euro es un problema para los bolsillos de los ciudadanos, pero agiliza el comercio entre los países de la unión y también los temas de divisas y devaluación.

El sentimiento europeo se fomenta con el intercambio de personas no ya en el turismo (que eso no vale para nada) sino en calidad de trabajo y establecimiento, y por supuesto con el poliglotismo.

Esto se traduciría en una mayor proyección europea de las asociaciones de ámbitos nacionales para defender los distintos aspectos que se discuten en el europarlamento.

Y cuidado: no podemos tener como modelo de unidad a los Estados Unidos. Su historia no tiene nada que ver con la nuestra, pero parece que es el único modelo que conocen algunos. El nacionalismo y la pluralidad son valores que se han defendido siempre en el viejo continente, y armonizar eso con un sentimiento de unidad es algo delicado y difícil.

Si ya nos cuesta la misma vida dentro de nuestro propio país, imaginad cuando el inglés se imponga en toda Europa como única lengua de unidad y fuerza, y nuestra propia lengua, que dentro de nuestro país hoy día es la que se impone sobre el resto, empiece a estar a la altura del catalán. Poliglotismo.

En resumen: Europa sólo será posible con un equilibro entre:

- Intercambio de personas (desarraigo) y sentimiento nacional.

- Poliglotismo y preservación de culturas y lenguas minoritarias.

- Libre mercado y desarrollo sostenible.

Pablo Herrera dijo...

Me ha gustado entra entrada, aunque yo aguantaría un poco al libre mercado, mira lo que ya están haciendo con educación, sanidad (o los ejemplos de Bolivia con el agua por ejemplo)